» No es posible que los sueños fueran simple símbolos.
» Pero mi enfermedad, si existía, era una enfermedad del alma, las
palabras que transitaban entre nosotros todos los días se referían a mi
alma, y a mí me parecía que en una relación como aquella no podía faltar
y la amistad no podían ser admitidas en aquel estudio, y si de ellas
aparecía un pálido espectro, había que desterrarlo de nuestras
conversaciones.
» Las auténticas novelas tienen el poder de alejar de nosotros la
cobardía, la torpeza y el sometimiento a las ideas colectivas, a los
contagios y a las pesadillas que se respiran en el ambiente. Las
auténticas novelas tienen el poder de llevarnos de golpe al corazón de
la verdad.
– Natalia Ginzburg