Confesiones, Marina Tsvetaieva (Galaxia Gutemberg)

No me gusta la vida como tal, para mí comienza a significar, es decir, a adquirir sentido y peso –solo transfigurada, es decir– en el arte. Si me llevaran más allá del océano –al paraíso– y me prohibieran escribir, me negaría al océano y al paraíso. La obra en sí misma no me hace falta.

Amo las cosas por su belleza, no por la mía cuando me las pongo.

Jamás me permití amar las flores (por la evidencia de su belleza –y también porque todo el mundo las ama), amaba –los árboles, sin evidencia de la seducción.

La esfera del poeta es - el alma. Toda el alma. por encima de alma está –el espíritu, que no necesita de poetas, si de algo necesita es de profetas. La profecía en el poeta como co-presencia, no como esencia– como la poesía en el profeta. «Qué grandes poetas son los profetas», al decir esto - rebaja usted al profeta.
La palabra poesía está, generalmente, enaltecida y embrumecida. ¿Por qué llama usted a lo mejor que hay en el ser humano y en el mundo poesía? Dios en el hombre, sí. Y esto es, no cabe duda, incomparablemente más grande y más preciso. Es Dios quien está en el embrión de usted y no la poesía. Será poesía cuando usted, en sus versos, lo ponga al descubierto.